El último sol
Nos subimos a la terraza a despedir el sol de febrero.
Todos los olores se vencen cuando se sienta a escucharme.
Todas las palabras me vencen
cuando se pone a mirarme.
La pava que dura tres cebadas sale expulsada
hacia algún árbol muralla.
Esos árboles proponen el límite de ese último sol.
Cuando el aire se paraliza,
pueden pasar-ocurrir-suceder dos cosas:
o que ella me esté besando,
o que el sol de febrero
ya se haya ido.
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