lunes, 23 de enero de 2012

Tengo una vaca lechera

Acabar con el cerebro para tus libros y tu batería del reproductor. No enganchar las breves paradas para el refresco y el slongue. Bajan y suben personas que renuevan la compañía de tu asiento del pasillo. Los pies hinchados, ya no hay paisaje que no sectorice un juego de ajedrez. Ese señor de cejas grandes y cinto con hebilla podría ser Kurt Cobain encubierto, y se podría despertar, y podría tocarse un tema, tendría que decir “Hello, hello, hello…” y lo que todos saben, y podría el Kurco dejar de desaparecer. Y no es que sea tremendo mi estancamiento, lo es más su paladar. Bueno ya fue, estoy cansado, quiero llegar.

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