Anoche Melingo invitó a Jaime Torres para
hacer una zamba. Fue un cuelgue psicodélico de más de diez minutos de
música autóctona. El Ateneo entero supo que frente a un cuarteto de
contrabajo, guitarrón, eléctrica y charango estaban descubriendo
algo nuevo. Por eso los aplausos duraron más de cinco minutos y Jaime
tuvo que agacharse para saludar tres o cuatro veces. Luego tuvimos que
perdernos entre Almagro y algunos bares para, entre la noche y esa pieza
gloriosa, lograr hacer algo con eso. Del pico un vino, Corrientes
amaneciendo y esa zamba poderosa, dueña de la gran ciudad.
1 comentario:
q flash por favor....como extraño esos conciertos tan hermosos de por el sur.
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