martes, 4 de junio de 2013

Orsai #4


Tengo miedo, me siento observado, creo que se dieron cuenta, todos están esperando a que llegue la explosión o al menos su aroma, si tuviera una moto saldría ahora mismo pero no puedo, estoy sin nada, ni siquiera la bici saqué en este día de sol, una mañana sin nubes en la que el miedo me agarra cada vez que siento esa sensación dolorosa dentro de mí, en mis entrañas, y yo nunca supe entender a mi amigo, el que tiene buen apetito, el que siempre sale corriendo y eso que él no tiene moto, pero a mí nunca me había pasado, en realidad no sé si ellos me miran o soy yo que tengo el olor impregnado en mi nariz, siento que tengo las manos sucias de tanto habérmelas lavado, ya no sé ni cuántas veces lo tuve que hacer pero realmente hubo días en los que repetí la acción hasta cinco veces en tramos de dos horas, está bien, acaba de terminar mi tarea de la mañana, por suerte me voy de la oficina así ellos dejan de mirarme, dejan de esperar el estallido, dejan de sentir el aroma que todavía no ha llegado y que no les va a llegar porque ahora ya estoy corriendo por la calle.
Cuando el miedo se me va siento una satisfacción orgásmica, una calma luego de una rotunda paliza de un Hemigway en cueros que me invitó a pelear a su ring armado en una esquina, más bien diría que soy Bukowski pero no exactamente en ese cuento en que lo caga a trompadas a Hemigway sino más bien en cualquiera de sus relatos donde lo que se siente, lo que se oye, lo que se percibe es el alcohol, en cualquiera de sus formas, el alcohol y el pos alcohol, ese día después en los que la conciencia no vuelve hasta pasadas algunas horas de sol, pero esto dura poco porque al rato me vuelve el mismo miedo, aunque ahora lo que siento es desesperación porque no creo poder aguantar en una reunión donde el recipiente se encuentra muy cerca de los reunidos, en las paredes hay cuadros con las tapas, hay estantes con revistas guardadas en paquetes con etiquetas y un grupo de personas se encuentra pensando distintas propuestas y yo en lo único que pienso es en tener una moto, y ni bici tengo, porque no la saqué en este día de sol que se está yendo, en invierno el sol se queda menos pero tampoco es para quejarse porque en Islandia es peor, en Islandia se queda sólo cuatro horas y quizás por eso Bjork empezó a cantar en inglés, me distraje y no sé qué dijeron, espero que haya terminado la reunión porque ya saludé rápido y ya estoy corriendo otra vez por la calle, está oscuro, ahora lo mío es desesperación porque mi intestino ya no da más y es entendible, no puede ser que esto me haya pasado más de cinco días seguidos pero siento que además del frío algo más se endureció. Es miércoles a la noche y luego de varios días de diarrea tremenda, la primera de mi vida, veo caer un sorete duro. Un hermoso sorete duro. 

                                                                              ***

Texto trabajado en la Universidad Orsai con Josefina Licitra. Había que hacer una secuencia narrativa con un ritmo marcado.

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