Tengo
miedo, me siento observado, creo que se dieron cuenta, todos están
esperando a que llegue la explosión o al menos su aroma, si tuviera
una moto saldría ahora mismo pero no puedo, estoy sin nada, ni
siquiera la bici saqué en este día de sol, una mañana sin nubes en
la que el miedo me agarra cada vez que siento esa sensación dolorosa
dentro de mí, en mis entrañas, y yo nunca supe entender a mi amigo,
el que tiene buen apetito, el que siempre sale corriendo y eso que él
no tiene moto, pero a mí nunca me había pasado, en realidad no sé
si ellos me miran o soy yo que tengo el olor impregnado en mi nariz,
siento que tengo las manos sucias de tanto habérmelas lavado, ya no
sé ni cuántas veces lo tuve que hacer pero realmente hubo días en
los que repetí la acción hasta cinco veces en tramos de dos horas,
está bien, acaba de terminar mi tarea de la mañana, por suerte me
voy de la oficina así ellos dejan de mirarme, dejan de esperar el
estallido, dejan de sentir el aroma que todavía no ha llegado y que
no les va a llegar porque ahora ya estoy corriendo por la calle.
Cuando
el miedo se me va siento una satisfacción orgásmica, una calma
luego de una rotunda paliza de un Hemigway en cueros que me invitó a
pelear a su ring armado en una esquina, más bien diría que soy
Bukowski pero no exactamente en ese cuento en que lo caga a trompadas
a Hemigway sino más bien en cualquiera de sus relatos donde lo que
se siente, lo que se oye, lo que se percibe es el alcohol, en
cualquiera de sus formas, el alcohol y el pos alcohol, ese día
después en los que la conciencia no vuelve hasta pasadas algunas
horas de sol, pero esto dura poco porque al rato me vuelve el mismo
miedo, aunque ahora lo que siento es desesperación porque no creo
poder aguantar en una reunión donde el recipiente se encuentra muy
cerca de los reunidos, en las paredes hay cuadros con las tapas, hay
estantes con revistas guardadas en paquetes con etiquetas y un grupo
de personas se encuentra pensando distintas propuestas y yo en lo
único que pienso es en tener una moto, y ni bici tengo, porque no la
saqué en este día de sol que se está yendo, en invierno el sol se
queda menos pero tampoco es para quejarse porque en Islandia es peor,
en Islandia se queda sólo cuatro horas y quizás por eso Bjork
empezó a cantar en inglés, me distraje y no sé qué dijeron,
espero que haya terminado la reunión porque ya saludé rápido y ya
estoy corriendo otra vez por la calle, está oscuro, ahora lo mío es
desesperación porque mi intestino ya no da más y es entendible, no
puede ser que esto me haya pasado más de cinco días seguidos pero
siento que además del frío algo más se endureció. Es miércoles a
la noche y luego de varios días de diarrea tremenda, la primera de
mi vida, veo caer un sorete duro. Un hermoso sorete duro.
***
Texto
trabajado en la Universidad Orsai con Josefina Licitra. Había que
hacer una secuencia narrativa con un ritmo marcado.
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