Primero un ruido que me aturde. Caigo a la ventana y veo que son pájaros. Ellos están cantando. Mi ruido era su canto. Toman la entrada de casa, los árboles, la calle. Hay dos que me miran; caigo. La exigencia podría convertir lo bello en horrible, puede. Vuelvo a sentarme y ya con lo bello valorado vuelvo a caer de que acabo de terminar de escribir mi (nuestro) primer libro.
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