martes, 14 de junio de 2011

Autores rioplatenses

Cuando el río parte
En el Centro Cultural Islas Malvinas se está desarrollando “Junio de autor”, cuatro sábados para saber de qué vienen las nuevas canciones que se gestan en el Río de La Plata. Agencia NaN presenció las dos primeras fechas y anuncia las dos restantes.

Por Facundo Arroyo
Fotos: Eliana Graziano
Fernando Samalea sale del baño con el cierre bajo. Lo levanta con sus dos manos: con una se las sostiene y con la otra cose automáticamente el tajo de su pantalón. Samalea tiene una campera de cuero roja, brilla contra los faroles del patio interno. Fernando tiene ahora sus manos libres y se sube al escenario porque por estos tiempos también es el batero de Pablo Dacal. Increíble que pase desapercibido cuando se saca su abrigo -afuera lo miraban por eso- un tipo que además de ser músico es escritor y productor, en los registros de su currículum aparece como colaborador de más de 64 bandas y solistas sin contar su prolífica producción personal. Gustavo Cerati, Charly García, Andrés Calamaro, Daniel Melingo. España, Estados Unidos, Bélgica, Taiwán. Samalea marca el tempo de El Progreso y los demás entran al espectáculo haciendo palmas.
Pablo Dacal encantador, apenas muestra su sonrisa y ya está presentando su nuevo material. Forma parte de la primera fecha del ciclo que organiza Carbono 14 (programa que se emite por el aire de lr11 FM Radio Universidad de La Plata) y el Centro Cultural Islas Malvinas. La canción es urgente y los protagonistas que se asoman desde el Río de La Plata las muestran en un ciclo de autor que bien llega para bancar las primeras heladas sobre la ciudad. Palmas y todavía sin sonido largan “Desorientado” el track que abre el disco. Hace apenas unas semanas levantaron el telón en un mercado popular de Primera Junta donde el nombre también es El Progreso. Pablo con su guitarra caminando por puestos de una feria en pleno cotidiano y seguido por los curiosos que andaban con cinco minutos de sobra.



Ahora sobre el escenario del Centro Cultural toca varios de los temas nuevos. Pide insistente “Vengan adelante, no se queden sentados, sería hermoso”. Dedica “Nazarena” a todas las chicas que buscan nuevas ciudades y Natalia Cabrera, bajista de la banda, mira al suelo y sonríe. El Progreso, un futuro que suena a pasado, se mete en la sala que está completa y Marcelo Ezquiaga (teclado y coros) se saca los guantes negros con sus dedos recortados.
La banda se atreve a quebrar con la presentación e interpreta una canción de Os Mutantes, pícaro Dacal que mientras versa en portugués sonríe a la primera fila. Los ojos achinados y la sonrisa marrón para el músico de salón que se educó con Charly y se rajó a Rosario para formarse académicamente.
La idea del ciclo es mostrar el desarrollo de los nuevos cantautores y eso demuestra Dacal cuando se queda solo con su guitarra como una de las últimas intervenciones que hará durante la noche. Con “Más allá del bien y del mal” llega la crónica de actualidad que el músico acostumbra a componer en cada una de sus nuevas apariciones. Ya se conocen aquella crítica a Rodrigo, “El mundo del espectáculo” y su reciente polémica con los suplementos de orientación joven. De eso no se escapa la canción que en una de sus estrofas escupe: “Los suplementos no quieren mirar / dicen que sí y que no y a cobrar”. Canción reflexiva para algunos años transitables, quizás no tan certera como para convertirse en hit que resista épocas.
Su pedido surte efecto cuando pasa a ser una afirmación “Ya fue, párense”. Entre el público, que todavía está bastante lejos del cantautor, la presentación se cierra nuevamente con “Desorientado”, la canción que aplaudieron para llamar la atención de los primeros curiosos que se acercaron para escuchar y enterarse de qué va la nueva cancionística del Río de La Plata.
Antes de que El Progreso tomara forma, el Míster y su ejército (Miro y su fabulosa orquesta de juguete) abrieron las puertas pasadas las 22. Enojo, ironía, todo en Miro; su ejército suena sucio y desprolijo, fuerte, seductor. Dice el Míster: “Hoy tocamos sin Lautaro Barceló, el mejor guitarrista de la ciudad”, que según su Facebook está con la “pata parriba” componiendo sin parar. Sano y dolorido. Miro sigue presentando el celebrado disco “Los caminos” y habla sobre la felicidad, los amigos y los tontos que atienden a Rolling Stone. Esto último no lo dice, son simples interpretaciones que llevan a un solo camino. Se despide con “Muchachos”, algo así como un manifiesto de la amistad largo y sentido, y luego llama nuevamente a la banda para decir que hay “Canciones que nadie escucha”.
Whiskys rotundos en miniatura
La segunda edición del ciclo quedó a cargo de Fer López Camelo y Lucio Mantel. Esta vez no hizo tanto frío pero lo mismo sirvió el Islas Malvinas para acovachar a los deseosos de escuchar mansas -y no tanto- canciones. Un nuevo sábado de junio, la misma hora, las mismas cuerdas.
La pared que da al fondo del escenario ya no es blanca, ni se infecta de luces coloridas. En esta versión del ciclo, y tan sólo para la actuación de Fer López Camelo, The Dark Flack lanza proyecciones que mixturan los instrumentos del trío. Antes el viento, ahora el agua. López Camelo llega con un material próximo a editar -“Suspendida”-. El formato reducido de lo que antes era un octeto suena más rockero y algo más agitado. “Todos saben que soy fanática de la música de los 70´” parece advertir Fernanda mientras afina largo rato su roja guitarra.
“Había preparado unos videos para proyectar pero el formato lo impidió. Cosas que suelen pasar”. Mientras el banjo de Germán Giuliodoro marca el ritmo de la canción, el vestido rayado de la intérprete se sumerge en un mar de ondas verdes y frecuencias encerradas en una sola pared. Pasan las canciones estipuladas y el agradecimiento va saliendo por la escalera que despide el escenario. “Ahora viene Lucio Mantel”, dice Fernanda y se pone un tapado marrón que le llega hasta las rodillas.
El porteño que escuchó el eco del folklore aparece con su guitarra y enfrenta la melodía que su capacidad crea para la canción. Sus canciones. Su música. Lucio Mantel tiene la voz aguda y se peina con raya al costado. Sonrisa de mil dientes tiene el cantautor. En este caso el ciclo presenta a una cara casi desconocida para La Plata. “Hacía dos años que no veníamos” dice simpático, bastante gracioso, y su canción suena.
Editó dos discos: “Nictógrafo” y el reciente -y agotado- “Miniatura” que lo pudo mostrar ya que había encanutadas un par de copias y las descubrieron justo antes de salir para el sur de la provincia. Cuando Lucio está acompañado, los instrumentos son dos violines, una viola y un chelo. Pero la banda entera se completa con percusión y contrabajo, “el que quiera verla entera vaya el próximo domingo (19) que vamos a tocar gratis en el festival Ciudad Emergente”, dice sin dejar su sonrisa cómica.
“Zamba desnuda” nace de la oscuridad y duerme al fuego. El rasguido casi no se mete en la metodología del género y la canción surge desde el talento de Mantel. Suena una zamba dulce y el público devuelve con esmero uno de los momentos más hipnóticos de la noche.
En “La memoria” aparecen los riesgos que Mantel decide tener, esto no es un problema sino más bien la virtud del hombre flaco que camina por el abismo y no se cae. “Afuera y adentro” usa el lenguaje que más cómodo queda en sus canciones y cuando suena en Islas Malvinas las cuerdas tonales se lucen con los arreglos caseros.
Lucio Mantel en los noventa tocaba en QUE, una banda de rock progresivo; acaso los mismos pasos de Gabo Ferro que anduvo por Porco y también decidió abrigarse con su guitarra, la tinta y la voz clara, definida. Si bien hay raíz folklórica en su música también salen de sus poros Brasil, Medio Oriente y el inevitable Mediterráneo. Una de sus canciones se envuelve con Caetano Veloso y no trata de esconderlo sino que hay orgullo de poder cifrar sus canciones también con la canción -ícono- brasilera.
Cuando la segunda noche del ciclo “Junio de autor” termina, los whiskys para este invierno parece que serán rotundos. Ya lo advirtió Dacal, y las próximas canciones, que todavía andan con bufanda esperando su turno para Islas Malvinas, seguramente lo terminen de comprobar.
Lucio Mantel se pone una fina campera colorada y se mete al baño. Cuando sale sus manos blancas parecen estar frías por el agua que lo acaba de higienizar. Su estuche de guitarra es lo último que se ve por el pasillo que te invita a salir del Centro Cultural Islas Malvinas.

Las fechas que cierran el ciclo son: 18/06 – Fede Kempff & Tarantinos y Alvy Singer Big Band; 25/06 - Javier Maldonado y Alfonso Barbieri. Siempre a las 21 en el Centro Cultural Islas Malvinas de la ciudad de La Plata.
Nota sin editar publicada en www.agencianan.blogspot.com

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