viernes, 24 de junio de 2011

Tambores para el pueblo


Las urgentes canciones del Grupo Matices

El grupo de música popular latinoamericana tiene una trayectoria de veinte años y un circuito que todavía no afloja. Bares, teatros, centros culturales, manifestaciones al aire libre son algunos de los lugares que Matices sigue eligiendo para expresar su propuesta. Cómo un grupo de amigos construyó una banda profesional sin abandonar su fiesta de la amistad.
Por Facundo Arroyo.
Fotos: The Dark Flack
Cuando la canción nace es por necesidad. Cuando Latinoamérica grita canciones es símbolo de lucha. Canciones populares latinoamericanas que tiñen a los cantores de árboles folklóricos. Grupo Matices imagina la mirada de los grandes trovadores de nuestro continente y los canta, los recuerda, los proyecta, los reivindica; siempre desde un garaje lleno de madera amiga. Violeta Parra, Víctor Jara, Atahualpa Yupanqui, León Giego, Mercedes Sosa. Grupo Matices sueña su repertorio y lo sigue presentando, como hace veinte años, como harán hasta donde sus canciones puedan.
Actualmente sus integrantes son seis: Juan Carlos Obregoso (primera guitarra, coros y arreglos), Luciana Buono (teclados, coros y arreglos), Claudio Arroyo (voz), Guillermo Byrne (guitarras, charango y cajón peruano), Ricardo “Poyo” Lombardi (batería y percusión) y Miguel Alonso (bajo y coros). Los mismos seis suspenden por un rato el ensayo y se amontonan entre una mesa redonda, una lámpara que rosa la cabeza de los más altos y el mate caliente y amargo.
# ¿Qué sería una canción urgente para Matices?
Juan: Matices siempre ha estado haciendo música popular, porque cree que es el arte que representa las necesidades del pueblo. Por lo tanto todas las canciones que interpretamos tienen esa urgencia de decir lo que pensamos que el pueblo quiere expresar. Esas canciones las elegimos porque reúnen las palabras que resumen todo nuestro proyecto artístico.
Claudio: Como cualquier cantor popular: tener la posibilidad de contar con un escenario y un micrófono y transmitir las esperanzas, los anhelos, los deseos del pueblo. Del hombre de la calle.
Guillermo: Es urgente porque no se puede guardar. Hay que expresarla.
Poyo: También la canción urgente es la que viene. Vamos a seguir teniendo muchas canciones urgentes.



# Hace veinte años que tocan. ¿Qué rescatan de la música popular latinoamericana?
Juan: Lo central es la variedad. Existe una riqueza enorme en rítmica, en poesía, en referentes musicales. Nosotros hacemos nuestra humilde contribución. Hacemos muchas vertientes que confluyen en la banda y tratamos de tomar pinceladas de lo que es toda la música latina. Hay una predominancia de nuestra zona, la música rioplatense: candombe, murga que es donde la banda se mueve como pez en el agua; pero por supuesto que estamos abiertos haciendo bossa nova, joropo.
Claudio: Todo esto con una marcada ideología hacia lo protestatario, lo denunciante, hacia lo social. La premisa principal es el contenido que tienen las letras de las canciones. No nos molesta hacer un candombe festivo siempre y cuando el mensaje sea reflexivo.
Poyo: música incómoda.
Y lo hace con voz de locutor y corneta manual, le da forma a su mano izquierda y larga: “Matices música incómoda”. El Poyo es el más inquieto en la cocina donde Matices hace sus mates y sus canciones. Antes de empezar a charlar él habla de fútbol y a veces su voz rebota contra las paredes blancas. Agarra el grabador y le cuenta sus felicidades, sus odios. Le manda saludos a José María Aguilar (su nuevo héroe paródico) y vuelve a dejar el grabador. Luego cierra: “Siempre fui un rebelde, antes en el rock y ahora en la música popular latinoamericana”.
# Movida de los 90. Matices formó parte de un colectivo de actores culturales que defendieron todos sus espacios. Hasta organizaron un festival para que el programa radial más escuchado en su ambiente no sea levantado. ¿Qué relato tienen de eso?
Guillermo: Fue una época muy importante. Surgieron compañeros que todavía hoy perduran y otros desgraciadamente no están. Nosotros humildemente formamos parte de esa movida que anduvo por los primeros centros culturales, los boliches.
Claudio: En un contexto en el cual era difícil cantar lo que hoy cantamos. Era mucho más incómodo. También era difícil encontrar colegas que estuvieran en esa movida. Juan: Cuando el prejuicio era que te digan “te quedaste en el 45´, eso ya pasó de moda y ese tipo de cosas. Poyo: El miedo a ser observados también, había varios vigiladores de López, no tantos como ahora, aunque sigue habiendo.
Poyo y Claudio: Éramos militantes de la música y poníamos la cara en un escenario. Por hay mucha gente no se daba cuenta de lo que tocábamos y la que sí aún sigue viniendo a nuestros espectáculos. Era nuestra forma de expresar nuestro descontento con la porquería. Acá en La Plata éramos los únicos que cantábamos “Hasta siempre” (canción de Carlos Puebla donde despide al Che Guevara), nadie lo cantaba eh.
Claudio: Noches memorables en El café de los poetas que fue como el bastión donde urgió toda esa movida: Canto americano, Todos juntos, Diego Dana, Los duendes de la salamanca, Hamlet Lima Quintana, Julio Lacarra, Rafael Amor. Todos pasaron por ahí. Cantamos un 26 de diciembre con un diluvio impresionante. De bote a bote con Rafael Amor, fuimos los primeros que cantamos con él “Corazón libre”. Nombre que termina recibiendo el último disco de Mercedes Sosa justamente por la canción de Rafael.
Poyo: Una movida apoyada por el programa de Olga Gómez que fue como nuestra madrina, un programa que se emitía por Radio Universidad. Había otros actores que no eran músicos. También salimos apoyarla cuando le levantaron el programa, ideas que salían desde el Café con el Tochi (otro integrante de Grupo Matices que ya no toca). Juntamos más de mil firmas en esa época, hicimos un festival que duró como doce horas en Plaza Italia. Logramos hasta que firme la planilla Mercedes Sosa. Se armó la Asociación Amigos de la mañana. Guille formaba parte de la producción de ese programa. Fuimos a la oficina del Rector de la Universidad. Grandes artistas llegaron para apoyar y tocar en el festival, Transit (que en ese momento era actor líder en sonido) puso todos sus equipos sin ningún tipo de interés económico. Nadie cobró un peso.
Guillermo: No hay antecedentes en la ciudad de la movida de la gente en apoyo a un programa de radio de ese estilo. Sí ha pasado con el rock, pero con la música popular fue la única vez. A partir de ese programa se aglutinó todo el movimiento cultural, por eso fue que en la protesta aparecieron actores culturales que no estaban muy relacionados con la música. En esa época que una fm local haga todo lo que hizo fue increíble, era como utópico.
Guillermo además de músico es profesor de Historia, egresado de la Universidad de Córdoba, se queda callado, mira para abajo. Juan Obregoso, que también es profesor pero de música, egresado de Bellas Artes de la Universidad de La Plata, le sirve un mate y se lo pasa. Los palos flotan y él ni se rescata, siempre ofrece una amena sonrisa.


# ¿Cómo fue trabajar con una discográfica y cómo es ser independientes?
Guillermo: El tema es fácil: cuando acá en la Argentina se bifurcó el concepto de lo que es intérprete con lo económico se fueron perdiendo gran cantidad de cosas. Estar con una productora te obliga a determinadas cuestiones, desde las maneras de vestir hasta la temática a abordar, la presentación del escenario. Te quitan la libertad, te quitan la espontaneidad. Se supone que a cambio te da una exposición mediática más importante, una penetración en la gente mucho más directa, pero te acota en los otros aspectos.
Ejemplo: en los 60´, para mí la época más importante donde se vivió la música popular en Argentina, Cafrune tocaba y él mismo era su representante. Él decidía dónde ir. Él decía lo que grababa y lo que no. Y bueno, no le fue tan mal. Después aparecieron los vivos, vieron que se hacía plata con esto y tomaron el mando. Han separado tantos amigos que venían tocando juntos desde siempre tan sólo por la tentación empresarial.

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