domingo, 31 de julio de 2011

La redactora poeta

Julia González: “Sueño mucho con el fin del mundo”.-

La poeta y periodista propone en Full of love, su primer libro de poemas, una “invitación para vivir un poco mejor”; esto es, “con amor”. Los ejemplares ya están agotados. Además, la joven de guantes recortados organiza un ciclo en un bar de Chacarita. Frente al cementerio, vive la poesía.

Por Facundo Arroyo
Fotografía de Cecilia Salas

“Comíamos bien y barato,
bebíamos bien y barato,
y juntos dormíamos bien y con calor,
y nos queríamos”.
París era una fiesta, Ernest Hemingway.


Buenos Aires, julio 27 (Agencia Nan-2011).- El bar queda en Newbery y Rodney, justo frente al cementerio de la Chacarita. Si está cerrado parece un viejo almacén, con su galería encorvada y su olor a óxido. Si vas atento y levantás la vista leés en letras rojas --gastadas también-- Bar Rodney. La cita con Julia González, poeta y periodista, es ahí adentro, en una de las mesas frente a un ventanal donde hay una frase escrita con dolor.

“La vida son canciones. La mía por lo menos es así todo el tiempo”, dice Julia cuando ya está hablando del contexto de sus composiciones literarias. Full of love se llama su primer libro de poemas. “El nombre va por el lado de que en todas las cosas hay amor. Permitite ver que hay amor, ver lo bueno en las cosas. Una invitación a vivir un poco mejor”.


--¿Durante todo el trayecto del libro existe una esencia de niñez?
--Creo que el tema del niño interior existe y es algo que no quiero abandonar. Sé que soy una persona adulta, que hago cosas de adulta: trabajo, tengo responsabilidades (en todo). Pero me parece que los niños tienen algo muy fresco y muy lindo: la ternura, la simpleza de reírse de algo. Encontrar en algo muy hostil algo que lo haga sentirse bien. En lo que va de mi vida hubo momentos chotos y me parece que se logra salir con otra mirada porque vos podés decir lo típico “el vaso medio vacío o medio lleno”. Entonces lo redefino, para mí no está medio vacío siempre lo voy a ver medio lleno. Eso tiene que ver con la ingenuidad del niño que prefiere reír o ver las cosas que están llenas de amor antes que deprimirse y amargarse. Siempre hay una salida y va a estar todo bien, en cualquier ámbito, sea donde sea. Se puede redefinir las cosas con una actitud de vida, es decir “hay amor”.

--Te gusta ponerte porno pero no llegás a ponerte hardcore. Están los besos…
--Claaaro. La pornografía es muy violenta pero… hay que desmitificar un poco el tema, porque las mujeres también miramos porno. Nos gusta. Pero en realidad me gusta sacar más a la niña que al lado agresivo del porno y el hardcore. Me gustan los besos, pero lo otro también existe.

--Tu diablo es de baba…
--“Mi diablo es de baba” (N.de R.: título de uno de los poemas) viene un poco por el cuento de Cortázar. Necesitaba un diablo y no estaba. Estaba más cerca del diablo (lo porno, lo hardcore) que de los besos y el periodista Luis Paz me dijo que hay una tensión constante en el libro de sexo y amor. El cíclope del capítulo 54 también es de Cortázar. Siempre pienso que cuando te ves cerquita con otra persona le ves un solo ojo. Al capítulo 54 lo venimos leyendo desde que teníamos quince años y ¿ahora qué es? Futurama con un solo ojo. También está Kerouac, Steve Ryder y Elliot Smith. Cuando viajás y va cambiando el paisaje, eso me encanta. Viajar en micro veinte horas, genial, no me duermo ni a gancho toda la noche, me gusta ir despierta. Siempre tengo mi revista, un libro, la música. El kiosco de Retiro siempre algo interesante tiene. Está todo dado para viajar, para pasar un momento muy introspectivo. Siempre flasheo con que las montañas se caen. Sueño mucho con el fin del mundo, ponele desde una postal muy urbana: estoy con mi familia en una plaza y veo caer balcones. Tenemos que resolver a dónde vamos. Sueño con deshielos, mucha nieve, gente corriendo.

Cuando Julia habla del fin de las cosas le brillan los ojos. Cada oración que arma y dice la tira con una porción de rocío casi helado. En “La muerte y el autoestima”, el primer poema de Full of love, aparece El mató a un policía motorizado como banda de sonido. Compuesto en una noche tétrica y con una dosis infartada de algunos discos la redactora del Suplemento No de Página 12 recuerda: “A veces pasás más tiempo influenciado por algunas cosas. Se ve que en ese momento estaba muy influenciada por ese tema y fue eso… la música. Decir, bueno si me muero hoy tiene que estar bueno, más para las personas que quedan. Ya sé que va a ser triste y demás, pero yo les quiero dejar algo. Hay cosas que uno les tiene cierto afecto”.

Full of love está sobre la mesa. Se mueve con el viento, es chiquito. “Pocket”, dice Julia. Justo se abre en el poema que se titula “Pies de Pez” y ella cuenta: “No tiene relación con Pez, que mañana vamos a verlos. Pez no aparece en el libro, no sé por qué, capaz que esté en otras cosas que no están publicadas. ‘Pies de pez’ es porque me gusta mucho hablar de cosas que se contradicen y que son imposibles. Los peces no tienen pies, y ahí se habla de algo imposible para llegar a lo más bajo, al fondo. Que lime la aspereza. Te va a costar algo mucho como para que yo me abra nuevamente y me deje acariciar los pies de pez que no existen”.

Adentro del Rodney la música va subiendo y ahora suena Arcare Fire. Las paredes están llenas de posters de rock, la pieza soñada de cualquier adolescente. El libro de Julia González está agotado y ella explica: “Tengo que reeditar el libro porque me quedan muy pocos y me gustaría que siguiera girando, y vuelva a agotarse nuevamente. Me parece genial que se haya agotado. En cuanto a hacerle modificaciones o correcciones, lo estuve pensando, ya que Full of love en sí, es ése. Tal vez más adelante corrija algunas cosas, pero por ahora puedo aceptarlo así como está. Las cosas nuevas están acá, siempre hay cosas nuevas, pero las tengo que trabajar para ver de publicar el año que viene. Hay algún título posible, pero todavía falta mucho por trabajar en ese libro del futuro”.

--¿Qué significa ¡Que viva la poesía!, el ciclo que organizás acá adentro?
--¡Que viva la poesía! nació porque mi amiga She Vali, que es la dueña del Rodney, me pidió una mano para limpiarle la cara al bar. Como recién había editado el poemario, me convocó. La poesía está viva y se mete en nuestras historias cotidianas. Hacía menos de un año que había leído “¡Que viva la música!”, del colombiano Andrés Caicedo con prólogo de Fabián Casas, y me pegó muy fuerte. Tenía el recuerdo de esa noche de rumba eterna en la que la protagonista se va y conoce las drogas --que cada vez son más fuertes--, el sexo, el rock, hasta llegar a la locura. La novela es una gran gira mágica y misteriosa de alguien que vive en el límite. Al margen de la historia, valoré la prosa de Caicedo; hermosa, poética, emotiva, y me remite a su propia historia de joven suicida. Significa todo lo marginal que se ansía vivir cuando se es joven. La poesía en sí misma está viva y en estas veladas se manifiesta en frente del cementerio con poetas que son amigos y son urbanos. Es decir, frente al Rodney están los muertos, y de este lado, nosotros, celebrando la vida. Además, el Rodney me parece el mejor contexto para estas veladas por su impronta rockera. Es el mejor bar, lejos, y yo tengo una fuerte cultura de bares.

En ese París de 1920 donde había fiesta, el reventón de Hemingway se metía en el Café des Amateurs, en el Le Bal Bullier o en La Closerie des Lilas. ¿Por qué no descubrir el Rodney y estar de fiesta, celebrar la poesía y con la pierna que sobra bailar un poco de rock and roll?

“Hay que besarse más”, ya lo dijo Julia y termina su taza de vino: “No simplemente juntar las bocas sino tirar un poco de buena onda. Que sea algo copado, hagas lo que hagas”.

Versión editada: aquí el link: http://agencianan.blogspot.com/2011/07/julia-gonzalez-sueno-mucho-con-el-fin.html

No hay comentarios: